domingo, 16 de agosto de 2009

Consuelo

Dulce inquietud del rosal
entre las manos del viento,
vuelca en su aroma el contento,
para mitigar mi mal….
Y yo no comprendo cual
es la razón del tormento,
pues, sin quererlo, yo siento
un gran dolor terrenal.
Anidado está en mi pecho,
un sueño que, insatisfecho
me anuda con su emoción
sobre ésta, mi senda estrecha.
Señor, mi vida está hecha
conforme a su corazón!

Alda 07/01/06

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