domingo, 16 de agosto de 2009

Nadie me escuchó…

Quizás porque lloraba yo en silencio,
con el pecho desgarrado,
los ecos de ese llanto no se oyeron
y nadie escuchó aquel llamado.
Mi cuerpo parecía desangrado.
Mi alma guardaba tal amor…
Sin embargo nadie extendió la mano
Nadie presintió mi escondido dolor…
¿Por qué ninguno llamó a mi puerta?
¿Cómo nadie presintió mi orfandad?
Ya no creo que la amistad sea cierta,
ninguna amiga mi pena consoló.
Será que he quedado tan sensible?
El amor de los otros trasciende para mí
y si escucho sollozos, los quiero consolar.
Conozco la tristeza que se siente en el pecho
cuando sufres amor…en SOLEDAD!

Alda Gladys

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